¿Quién no conoce las dunas, esas acumulaciones de arena en las zonas interiores de algunas playas?
Estas se forman principalmente por el transporte de la arena por la acción del viento, que también determina su forma y disposición. ¿Sabéis que se estabilizan y se mantienen gracias a la vegetación? En el norte de Formentera y en el islote de s’Espalmador pueden distinguirse todos los tipos conocidos de dunas, según su ubicación y antigüedad.
La primera línea de arena la forma la duna embrionaria, la más joven, con poca vegetación y fácilmente destruible por el viento durante los temporales. A continuación, se encuentra la duna primaria, o móvil, con arbustos bajitos en la mayor parte de su superficie. Posteriormente, las dunas secundarias, más resguardadas del viento, son estables y poseen más variedad de vegetación. La duna terciaria está completamente cubierta de arbustos (en la zona más cercana al mar) y de bosque (en la parte más anterior). Finalmente, las dunas fósiles son las más antiguas, con arena consolidada y endurecida, así como depósitos sedimentarios que son el reflejo de los restos de la fauna existente. Son las dunas ideales para obtener información del clima de tiempos pasados.
Como veis, las dunas son espacios muy complejos y sensibles, cuyo equilibrio puede desestabilizarse muy fácilmente. Por desgracia, han sufrido mucho la acción humana, que las ha modificado significativamente. Comprender el valor ambiental de las dunas es esencial para que se lleven a cabo actuaciones de rehabilitación y conservación que eviten que estos espacios se degraden.
¿Las continuamos cuidando?